miércoles, 14 de noviembre de 2012

Dulces despidos en la banca

Al sector financiero parece que no le ha afectado el endurecimiento de la ley laboral dónde se impone una indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades.

Las entidades financieras van por libre y siguen pagando un dineral en las indemnizaciones, más cerca de los 45 días por año trabajado que marcaba la legislación anterior.

Un empleado de banca recibe hoy una indemnización media de unos 44.556 euros, casi cinco veces más que los 9.150 euros que se lleva un trabajador medio.



Las diferencias fueron mucho mayores durante la  reordenación de las cajas de ahorros cuando en cada despedido del sector la indemnización media ascendía a los 128.211 euros. Doce veces más que cualquier otro.

Recibir una indemnización es un derecho que tiene todo trabajador, pero que el importe se acerque más a un premio de lotería y que, sobretodo, esa indemnización la paguemos todos con nuestros impuestos me parece una salvajada en los tiempos que estamos.

No hay que olvidar que la mayoría de cajas de ahorros que se fusionaron y despidieron a toca teja a gran parte de la plantilla son las que ahora tenemos que rescatar a base de impuestos, deuda del Estado y hasta un próximo rescate del país.



En prensa hemos podido leer la locura que se ha pagado en planes de pensiones e indemnizaciones (incluso sueldos vitalicios) para los principales directivos de esas cajas de ahorro: los más torpes ahora están siendo juzgados y los más listos se han ido de rositas.

Pero no somos conscientes de la cantidad de exempleados de banca con cargos medios y antigüedad en banca que también se han llevado un auténtico dineral a costa de todos nosotros.

No es justo que trabajos que requieren un esfuerzo físico tengan que realizarse hasta los 67 años y en cambio en un trabajo tan liviano como el de banquero (en lo que se refiere al esfuerzo físico) veamos que se jubila a gente desde los 53 años con indemnizaciones casi millonarias y encima a cargo de las arcas públicas.

1 comentarios:

Y no se olvide de los empleados de banca que han vendido preferentes y otros productos toxicos. Sabiendolo o por lo menos sospechandolo. Merece un despido y ir a la cárcel por vender mierda a precio de oro.
Uno me dijo, que quien no vendía o era despedido o recibia los peores destinos o en el mejor de los casos nada de ascender.

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